3 segundos. Este es el tiempo que transcurre entre apretar el gatillo y alcanzar un objetivo a 2700 metros de distancia. Un disparo preciso, solo al alcance de muy pocos, los francotiradores. Entrenados en defensa y camuflaje; la paciencia, la resistencia física y la gestión del entorno son claves para aproximarse al blanco y cumplir su objetivo.

En esta ocasión, me gustaría hablar del francotirador que llevas dentro. Aunque no lo creas, desde muy pequeño existe una relación muy estrecha entre tus experiencias vitales y tus ambiciones profesionales. Lo que ves, es lo que quieres. Cuanto más ves, más quieres. Y a medida que dejas de ver, dejas de querer. Alguna vez te has parado a pensar ¿qué queda dentro de ti?

Te preparas para dar el salto a la vida profesional, formándote en mayor o menor medida, adquiriendo unos conocimientos básicos y unas herramientas que te permitan desenvolverte con cierta soltura en tus primeros pasos. ¿Elegiste este camino a través de tu mirada?

Comienzas a andar y tus ojos siguen sin dejar de ver. La inercia de la vida te mantiene ocupado, te sostiene distraído, te plantea nuevos retos que resuelves con mayor o menor éxito y en esta atmosfera desarrollas tu día a día. En todo este tiempo, ¿has pensado si este viaje te permite mantener tu objetivo en la mira?

La aproximación del blanco (o técnica de progresión) se denomina: «stalk». Para ser bueno en este método, el francotirador necesita mucha paciencia y coraje. Esto lleva intrínseco un riesgo: la equivocación. El miedo a equivocarnos puede paralizar nuestra iniciativa y creatividad. La mejor forma de aprender es a través del error, porque si no somos capaces de extraer de nuestra mirada el objetivo, errar nos dibujará la senda hasta él.

Además de la técnica anterior, los francotiradores usan una táctica llamada “anti-ruido”: llevar el mínimo equipamiento posible. Un fusil mal dimensionado, un exceso de munición o una vestimenta inadecuada pueden convertir un ruido en un fin mortal. Te invito a que extraigas de la táctica el método, de forma que, en algún momento te pongas tu traje de francotirador, te aísles de tu entorno y te preguntes si la posición en la que estás, es la adecuada para alcanzar el blanco.

Nunca te conformes. No caigas en la monotonía. Usa las tácticas, equivócate, ubica tu posición y mantén siempre tu objetivo en la mira. Recuerda, sólo 3 segundos te separan de él.

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